Últimamente hay un tema que está
en boca de todos: el aborto. Esto es fruto de la nueva reforma de la ley que
está a punto de realizar el partido político que nos dirige. Podemos escuchar
diferentes opiniones, algunos están a favor, otros en contra e incluso, para algunos, es un
tema que les es indiferente.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEguz9CY3rKWcN9zqm4bfEsQr-T7kSHsGpqLz3-tuouYvROi23RkoatKamt86tSiYaaHAf_pGV-y_9CcgFdQdFOphehU_dxmwZI9NHKALrxdg57iFXWHTXfFqP5h-_-1IGpwfp4Jv1V5GUw/s1600/aborto.jpg)
Si nos paramos a pensarlo un
poco, dejar la ley como está es darle a la madre la opción de decidir. Que esté vigente la ley a favor del aborto no
significa que toda mujer esté obligada a hacerlo, te dan la libertad de decidir
lo que consideras que es mejor. Pero si se establece la ley contraria, nadie
tendrá la capacidad de decidir.
También es verdad que siempre queda
la opción de dar a un hijo en adopción, pero ¿quién estará dispuesto a adoptar
a un niño que tenga problemas pudiendo adoptar a otro que esté completamente
sano? No niego que habrá padres capaces de hacerlo, pero probablemente será una gran minoría. Además si el número de
niños que podemos adoptar se incrementa, no todos podrán ser adoptados, y al
final muchos de ellos vagarán toda su infancia por diferentes casas de acogida
donde no podrán quedarse permanentemente, y esto les dejara una gran marca que
perjudicará su futuro.
En mi opinión, yo creo que es un
error reformar la ley. Lo más probable es que cuando esto se realice, las
mujeres que decidan abortar lo seguirán haciendo a pesar de la ley que se lo impide.
Aquellas que puedan permitírselo viajarán a Londres a cualquier otro lugar para
que le realicen el aborto, y las que no, se buscarán un modo clandestino de
hacerlo, poniendo en riesgo su salud. Dejemos que sean las mujeres quienes
decidan que deben hacer con su cuerpo con sus vidas, y en definitiva, con sus
futuros.
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